by John M. Kennedy
Yo soy como mi padre pero de muchas distintas maneras.
La soledad me acompaña en esa muchedumbre enterna,
Mi compañera es la tristeza y una lágrima es mi amiga plañidera
Mi esperanza es una fiel concubina pero no es de la casa mía.
Me acuesto con un libro de Vallejo,
Pero muy adentro mío se humedecen no sólo sus húmeros sino todos mis huesos
Casi siempre anochezco poniéndole una velita a Chocano,
Y se me muere Arguedas y renace incidentalmente desde hace cien años
En un reflejo desde cualquier techo
Veo a todas las sangres irradiar
de mi calavera como los rayos desde un espejo
Ahí van todos quienes son los que me ayudan a vivir un poco,
Las horas que yo añoro
De aquellos mis "a dedo" al interior del Perú,
Me acuerdo del sampedro a los 12 y a las 12 de la noche
De la ayahusca en todos los cumpleaños de mi selva.
¡Jamás de los jamases!
Vivía como vivo
Casi siempre sumergido dentro del atalaya e intensamente,
Veo como explotan las torres
y como me tocan una melodía con un piano de cola
Y la que lo toca me llama porque es un poco Coca-Cola
Luego me acarician unos dedos de crema a los cuales temo
¡Pero ya no me queda nada!
Ni pasión ni tampoco ese deseo
¡Que viva la libertad!
¡Que muera en todo caso el ego!
Naturaleza ahora vas quizás a sufrir la singularidad
Veo la fila que se forma adelante y detrás de la vida
Que casualmente, parece como si hace sólo pocos instantes,
todos nosotros, la vivíamos entre Ciudad y Campo
tanto como en este "ahora" histórico y misterioso
y que así siempre lo haremos todo
pero desde el Rímac.
Nuestra experiencia sí que no es fantasía porque ahora es mucho más
es poesía.
John M. Kennedy T.
© ◙JMK◙2011◙NYC◙
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