Friday, March 09, 2012

La Mujer de América - Micaela Bastidas Puyucahua o Phuyuqhawa



Judit Decapintando Holofernes, de Caravaggio 

Antes que María Wollstonecraft, ya existía Artemisia, al Perú, más que nada a Arequipa, vendría, Flora Tristán aunque aquí oriunda y la verdadera y primera revolucionaria de América, casi siempre se me olvidan de ella, es Micaela Bastidas Puyucahua o Phuyuqhawa, una belleza de una tez única y peruanísima, decendiente de incas y africanos, hipnotizó a Túpac Amaru II quién aparte de ser su maestro idiológico, se convertiría en su esposo. Ella le daría su vida entera a Túpac desde sus 15 años, aunque lo cierto es que solamente sabemos exactamente que se casó antes de los 20 años, y que su matrimonio fue aprobado simultáneamente por todos los "ángulos" puntiagudos de aquella comunidad de aquel tiempo; es decir fue un matrimonio visto socialmente como español, pero para los verdaderos dueños ancestrales del lugar fue una unión curacal, desde el punto de vista sociocéntrico, ese matrimonio fue multicultural y es entonces como la misma piedra de los 12 ángulos, no solamente para El Perú y para toda América, pero sirve y servirá, como un ejemplo social para todo el mundo.

Ese matrimonio es histórico, fusionó  muchas de nuestras sangres, y desde allí en esa unión deviene nuestra verdadera manera de ser. Micaela lucharía junto a él, soportaría las injusticias y los prejucios malignos de aquel Perú incipiente e infante. Ella le daría sus hijos a Yupanqui, pero con su immolación, perpetrada de la manera más salvaje, cruel, y que fue totalmente innecesaria, Micaela como que nos encomendaría a todos los peruanos a luchar siempre por lo que es justo y por nuestros más nobles ideales; aún así estando en inferioridades de condiciones, o enfrentando injusticias como se las hicieron tan despiadadamente a ella por una corona miserable y misérrima, a manos de ese imbécil Visitador Areche, un terrorista real, que antes de hacerle cortar la lengua, y mandarla a patear mientras la partían en dos en frente de su esposo, la hizo presenciar la horrible muerte que le causaron cobardemente a su hijo primogénito, Hipólito. A ver pues pónganse a pensar ¿Qué clase de gente justa puede hacer una cosa así? ¿Cómo se puede llamar a esa manera de impartir justicia? Pero así mismo Areche sin saberlo la hizo a Micaela Libre, y así mismo carajo, nos entregó nuestra peruanidad, nosotros no podríamos ser españoles de ninguna manera, ¿por qué recordalo? Hablaremos Castellano entre otros idiomas y nada más. También y por último se reencarnó Hipólito, que fue un sabio médico y prócer peruano, ahora es Don Hipólito Unanue, padre fundador de nuestra patria.



Fíjate como son las cosas, como afirmé anteriormente que decían que Micaela era insólitamente bella, pero en las crónicas de la época más se le conocía y se le admiraba por ser una mujer muy firme, directa, con un temperamento pétreo y decidido; una mujer sin miedo ante nada ni nadie. Me parece que lo demostró dando su vida por sus ideales junto a su esposo e hijos. ¿Qué más puede dar un ser humano por su patria, por su gente, por su indentidad, por sus libertades y derechos? ¿Qué clase de mujer puede hacer lo que hizo Micaela?

 María Wollstonecraft se mató, pero no la mataron, no la torturaron delante de su esposo, no asesinaron y torturaron a sus hijos delante suyo, ni menos, le cortaron la lengua, patearon, o cercenaron como a un puerco. María Wollstonecraft murió atormentada por aquellos que desde aquella parte del mundo aprendieron la triste y bellaca empresa de "conquistar", claro conquistar es un eufemismo, que se usa en vez de palabras más precisas para lo que realmente hicieron esa banda de cuervos, como escalvizar, robar, violar, matar, ocupar, abusar, torturar, mofarse, e imponer sus reblandecidos modos de pensar y "rebendecidas" maneras de vivir a todos los demás a los cuales ellos consideraban, o perros o indios o mierda. En el nombre de la guerra les hicieron sufrir y morir por sus verdaderos dioses, o sea el oro, la ambición, y una cruz de manera colgada en el cuello, que también les servía de espada, de soga y de leña, dependiendo de la oportunidad o del tamaño de la presa.

No María ni Jesús salvaría a Chepe (como cariñosamente le llamaba Micaela a Túpac) o a Mica (Túpac le llamaba así a su esposa) ni mucho menos a sus hijos inocentes de todo aquel infierno. Hay solamente una palabra para esa gente: ¡Malditos!


Es un orgullo, para nosotros nuestra Micaela. ¿Cuál es la trememda importancia histórica de Micaela? Dejemos, que un hombre erudito, completamente peruano, que además de ser un incansable historiador, funda, circa del año de 1945, la Sociedad Peruana de Historia, junto con otras luminarias como Gustavo Pons Muzzo, Ella Dumbar Temple, Carlos Radicati di Primeglio, et al. Tambien fue Fundador, años más tarde, junto Alejandro Hernández Robledo y otros, de la Sociedad Peruana de Archiveros. ¡Qué peruanidad y qué entusiasmo los de Don Carlos Daniel Válcarcel! Nos lo cuente, y si "oímos" entonces,  Válcarcel mismo nos lo explica así:


El papel que desempeñó Doña Micaela Bastidas Puyucawa tiene capital importancia para conocer la rebelión de Tinta. Puede asegurarse que, desde el primer momento, ella fue el principal consejero de Túpac Amaru, junto al rumoreado Consejo de los Cinco. Y aunque el caudillo actuó mediante decisiones propias, por sus ideas e iniciativas aparece la figura de esta enérgica y prócer mujer con los caracteres de un personaje de valor innegable  
"

"Valor inegable" el de Doña Micaela Bastidas que Vale un Perú, y un Perú Multidimensional, Multicultural, y completamente auténtico.

Sí antes de María Wollstonecraft, tenemos a Artemisia, sí Flora Tristán, por ahí cayó al Perú y lo hicimos, de alguna manera o de varias, pintor a su nieto, Paul Gauguin, claro antes que María, muchas mujeres, mujeres notables e históricas. Por ejemplo, junto a Lincoln, Doña Sojourney Truth, mucho antes todavía que ella y que muchas, la griega Hipatia de Alejandría, a quien por ser mujer, bella y sumamente inteligente, mátematicamente los griegos, la mataron sabiamente a patadas por la colera y suma envidia que les daba saber de lo que ella era capaz de hacer y podía pensar como solucionar problemas que aparentemente no tenían solución posible. Claro desde los libros Deuterocanónicos, más precisamente, del libro de Judith, cabe mencionar a la mujer que salvó a la ciudad de Betulia de la invasión de aquel poderoso rey, Nabucondonosor, a manos del general asirio Holofernes, quien fue éxitosamente decapitado por una mujer: Judith unos 160 años AC. Una escena que ha sido imaginada por muchos artistas a través de los tiempos y proyectada numerosamente en telas, retablos o lienzos, en mármol o en bronce e.g., Caravaggio, Sandro Botticelli, Donatello,  Andrea Mantegna, Giorgione, Lucas Cranach el Viejo, Tiziano, Antonio de Pereda, Goya (en Judith y Holofernes, de las Pinturas negras), Horace Vernet, Gustav Klimt (en Judit I), Jan Sanders van Hemessen o Hermann-Paul y de nuevo como mencioné, por una grandiosa pintora, y hoy en día casi olvidada, Artemisia Gentileschi, que no es lo mismo decir Artemisia que arte [de una] misia, es obviamente diferente, aunque yo si puedo decir que aunque misio sigo con mi "arte" y lo hago gustosamente cada día.

Para leer sobre Sojourney,  aquí algo que escribí hace ya algún tiempo por mi admiración que mantengo desde hace muchos años hacia ella por la manera como supo enfrentar las grandes vicisitudes que le ofreció injustamente la vida: "Y Yo No Soy Una Mujer"
PD Visita el Cícrulo Micaela Bastidas Phuyuchawa - Michigan Andeanists ► Aquí

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