Mi Arado My Reason by ~John M. Kennedy T. on deviantART
Eduardo Galeano: El Derecho de Soñar
El Sueño Americano, es no solamente americano... es humano.
Este Editorial fue Publicada en “El Arado En La Razón ◙ Semanario Intelectual de Interpretación ◙” Nueva York, Número 20 ─ Viernes, 27 de Mayo 1994 [Esta editorial a veces me parece que la he escrito ayer, y lo he hecho hace casi 15 años]
Cuando nos ponemos a pensar de las múltiples dificultades comparándolas con las oportunidades que hay en este país, tropezamos ─quizás y sin querer─ con la idea de que si sueño americano es ─tal vez─ simplemente una mercadería, una simple fórmula mercadotécnica, aún es más cuando cansados del trabajo llegamos al hogar y nos “atacan” las noticias de los periódicos, la radio o la TV, nos damos cuenta de las irregularidades y contrasentidos de este sistema norteamericano, especialmente en Nueva York, una ciudad que estaría sirviendo de tubo de ensayo, dentro de un verdadero laboratorio social al proceso histórico. Día a día nos toca subsistir dentro de ella coexistiendo con millares de personas de manifestaciones y tendencias culturales diversas.
Para los turistas o para los observadores de afuera, la gran manzana, se les apetece atractiva e insólita, en cambio para nosotros, los que moramos en ella, es una especie de manjar agrio, peligroso y por demás pegajoso, cuyo poder magnético y mágico acaba por doblegar, paradójicamente, nuestra propia voluntad y así nos sentimos impedidos de dejarla del todo y para siempre, ya sea por orgullo o vanidad. Hasta para tomar unas simples y breves vacaciones, se nos presenta un viaje como un difícil dilema y cuando finalmente logramos decidirnos e irnos, con el pensamiento de volver jamás. Una vez afuera de esta manzana y ya lejos de ella, nos invade de repente esa melancolía de sabernos ajenos al lugar en donde se hace y teje la historia de nuestra civilización, como en ningún otro lugar en el mundo coetáneo. Es así que nos sentimos relegados como si ya no seríamos parte o protagonistas del tiempo actual, de pronto nos aburrimos de todo lo que está a nuestro alrededor y no nos queda más remedio que volver a esta gran urbe. Una vez de vuelta “en casa” comenzamos de inmediato y voluntariamente a vivir a la medida de aquella magnitud citadina tan extrañada: de su espacio y en su tiempo vertiginoso con su gente pluralista en todo sentido y nos dedicamos a gozar del suntuoso espectáculo de su empinada arquitectura. Este no es un capricho, es el orgullo que llevamos los “inmigranrricos” con toda dignidad, y del cual sacamos lustre cada vez que en el extranjero o en nuestros países alguien se atreve, equivocadamente por cierto, a preguntarnos, “¿en dónde vives?” Entonces, con la carga de todos esos años sufridos e idos y, con un merecido aire de superioridad respondemos sonora y contundentemente — ¡En la capital del Mundo! ¿ Y Tú...?
En Nueva York, como en cualquier otra parte del mundo e1 el sueño dorado de todo Humano, indiferente a credos políticos o religiosos Significa Paz y trabajo; Todos aspiramos al desarrollo mediante el alcance asequible de ofertas puestas ahí por los gobiernos especialmente con ese propósito, de favorecerle de darle vías de seguridad para prosperar. Las oportunidades de esta naturaleza en la metrópoli nuevayorkina, claro, se encuentran, pero cada vez con mayor dificultad sobre todo si las comparamos con las de otros tiempos pasados y que no están muy lejanos. Hoy la necesidad parecería sonreírnos desde un espejo con la cara de hereje.
La susodicha ciudad todavía está lejos de sumirse en un caos, pero la procesión ya va por dentro indicándonos, simplemente, la necesidad de un imperante cambio de dirección o por lo menos de una enmienda dentro de los sistemas sociales principalmente de el campo educativo. La transformación en la cual todos deberíamos tomar parte contribuyendo con nuestro significativo granito de arena. Cabe mencionar y haciéndole justicia a la realidad contemporánea, que todo no anda de cabeza abajo, hay muchos programas y agencias gubernamentales que son dignas muestras de la buena voluntad reinante en esta “bable de hierro”.
El Arado ─ en la Razón mediante sus páginas tiene como uno de sus principales fines el de cooperar a la “extracción” y al a estimulación de la fe en la humanidad porque es natural que en una ciudad, con una ola de delincuencia galopante donde asesinatos, robos, violaciones están a la orden del día, y llenan los reglones de los medios informativos, está fe se haya estado viniendo a detrimentar paulatinamente.
Los Yorks del Perú desde Los '60s "Ayer Tuve Un Sueño" (Yo todavía No Despierto)
No comments:
Post a Comment