Soy feliz con mi tristeza.
Soy humano en mi bestia.
Soy mal entendido pero muy bien amado.
Ando peleando con la paz fementida.
Ando sin zapatos en zapatillas.
Ando para atrás pero no le quito el negocio a los cangrejos.
Vivo en la ciudad con lo mismo que en el desierto.
Vivo con mi alma puesta, como en un refugio, para poder sentar mi pobre cabeza.
Vivo medio muerto pero para no bajarme, he tirado la escalera.
Mi alma auque descansa con esperanza, confieso que la tengo algo enferma.
Mi alma tiene un espíritu tísico en la sinrazón que existe sobre casi toda existencia.
Mi alma no conoce de musas pero la inspiración maltrata los dedos de su cuerpo.
Cuerpo endeble siento que te mueves con mucha gravedad.
Cuerpo eres un caballo en esa alma que no puede contigo, y te persigue.
Cuerpo te escucho cantar, y quieres quedarte con vida, pero el espíritu manda, y se te va.
Se perciben los momentos, y al instante que se forman, así se esfuman sus recuerdos.
¡Yo no entiendo! ¡Esto de ser nunca siendo, sin dejar ni un segundo de querer serlo!
Vivir con uno mismo, y encontrarse cada día con todos los rostros nuevos. ¿Quiénes serán?
¿Son de alguna ciudad o de otro pueblo? Donde todos bien te conocen, pero tú, nunca a ellos.
Yo sí no muero porque nunca termino de escribir una poesía a la ¡Memoria de la amnesia!
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