by John M. Kennedy T. Tuesday, May 22, 2012 at 3:38pm ·
"Hemos llegado al lugar donde te he dicho que verías a la dolorida gente, que ha perdido el bien de la inteligencia." (Canto III)
Si
usted es Petrarca, yo soy Dante y le invito a compartir en 33 cánticos
tanto el cielo como la misma realidad hecha un infierno en esta tierra.
El purgatorio, al cual también le dedico 33 cánticos, me parece que ya
lo hemos publicado tanto que no es menester visitarlo.
Mas
no he de necesitar mayor introducción, pues aunque no soy gaucho entre
el gauchaje, soy como un Cafrune entre tanto caballaje y le canto estos
cantos a cualquier cantor.
Sigamos a Virgilio que tanta
falta nos hace, iremos juntos al compás del sonido de un buen bandoneón
que al último será como la verdadera Beatriz para acceder a un cielo
dónde la verdad no gira como un trompo, ni se inventa como un fúnebre accesorio para nuestras vidas. Le arengo mi ilustre Petrarca, que
gentilmente acepte mi amistad por este medio infernal y virtual. Mi
atormentada alma ha visitado todos los círculos oscuros de ese hielo
cavernario y quiere compartir con su prosa la verdad de lo presenciado.
Le
invito, estimado Don Petrarca, no se me amilane, y venga con nosotros
que siempre en tercetos endecasílabos, de 33 en 33, y en 4, 500 versos
por cada 33 "tangos", le haremos ver desde un anfiteatro aristotélico y
mefistofélico lo que Petrarca hubiere tenido que aprender.
Solamente
en nueve círculos de un cono, desde los malditos recintos del séptimo
círculo comandado por el mismo Minotauro; dentro de las nueve fosas del
octavo círculo comprenderemos tal vez las predicciones del bastardo
Vanni Fucci de Pistoia, y así aterrados llegaremos al cuarto y último
recinto del último y noveno círculo donde Judas y Lucifer nos abrirán
los ojos a lo que por ahora no podemos ver; curiosamente, Eduardo Galeano nos
estará esperando acullá para enseñarnos muchos periodistas en residencia
eterna, con esas venas abiertas de América que nunca ha sido latina o romana sino como decía muy bien Don José Santos Chocano, autóctona y
salvaje.
¿Cuál será nuestro mejor amigo, sino aquel que
nos invita tan gentilmente al infierno? Claro allá en donde todo lo que
arde y huele mal es la realidad pura y gélida…
Sinceramente,
John M. Kennedy Traverso,
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